viernes, 18 de marzo de 2011

243.

No les gustó, a tenor de lo que se dice en la cubierta del libro, el contenido a esos ayatolás franceses envueltos en la piel republicana. Ellos siempre tan tolerantes, en la tradición plurisecular de su religión. Acusaron a Sylvain Gouguenheim, su autor y profesor de Historia Medieval en la École Normale Supérieure de Lyon, de alentar el choque de civilizaciones. Pues si es así, bienvenido sea. Tuviste noticia del libro en un artículo de la revista digital El Catoblepas. Su pecado es derruir uno de los mitos que han orlado el Islam medieval de amor al conocimiento. En primer lugar, la sabiduría griega fue traducida al árabe gracias a los cristianos que habitaban las tierras asoladas por la conquista musulmana. Fueron cristianos de lengua siríaca los que frecuentaban las cortes de los soberanos musulmanes como médicos, filósofos, matemáticos, astrónomos. La religión les impidió a los dominadores acercarse a todo lo que no fuera algo de ciencias y matemáticas. Por otro lado, en Europa hay una tradición ininterrumpida de interés por el mundo griego. Los diferentes Renacimientos durante la Edad Media dan fe de ello. Las traducciones del árabe al latín de obras griegas fueron malas versiones de originales que ya corrían por los monasterios europeos desde fines del Imperio de Occidente. Finalmente, Bizancio tuvo con Occidente una continua relación que supuso un trasvase de conocimientos helénicos. Lo que más ha enervado a los ayatolás de traje y chaqueta es la conclusión del autor de que entre el Islam y occidente no hay posible compromiso, y que la civilización islámica es un bloque cerrado donde no hay más interés que el Corán y sus fieles.

Sylvain Gouguenheim, Aristóteles y el Islam. Las raíces griegas de la Europa cristiana, Madrid, Gredos, 2009.

1 comentario: