jueves, 17 de marzo de 2011

242.

Las relaciones de vasallaje perviven. Antes era el señor feudal y el vasallo; hoy es el estado y el supuesto ciudadano. Al vivir entre el pueblo, el campo y Sevilla, te venía bien renovar el carnet de conducir y tener un coche, por más que los odies. Como tienes una minusvalía, te interesaba acceder a su reconocimiento para poder tener un IVA reducido tanto en la adquisición del coche como en el gasto por la adaptación. Tras un largo proceso en el que tuviste incluso que recurrir al Defensor del Pueblo, acudiste en Córdoba a la cita en la oficina competente. Allí fuiste sometido a un interrogatorio por parte de una psicóloga, una asistente social y un médico. Tuviste que desnudarte anímicamente, fuiste interrogado sobre tu intimidad, tus sentimientos, tus circunstancias vitales, personales y emotivas. Cuando saliste de allí tenías la sensación de haber vendido tu alma al diablo a cambio de un 4 % de IVA en lugar del 16%. No te cansabas de repetir que sólo querías un reconocimiento oficial de tu minusvalía para comprar un coche y sufragar el gasto de la adaptación posterior, pero el interrogatorio no menguaba su intensidad ni sus minuciosidades. Te diste cuenta de cómo el estado se apropia de tu alma para darte unas migajas. Por cierto, el proceso desde que entregaste el primer papel hasta que tuviste tu carnet en el bolsillo se cobró un año y medio de tu vida. Y, por efecto de la incuria generalizada de esta tierra, al final tuviste que pagar el 16 % de IVA en el coche nuevo. Suele pasar, al final el señor feudal con su tinglado consigue lo que desea: vivir bien a costa de engañar al mísero vasallo.

2 comentarios:

  1. Si, unos pocos años más y la consabida gracia andaluza conocida y reflejada desde teempos antiguos dejará paso a la incuria por los siglos de los siglos.

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  2. La consabida gracia andaluza es una simple coartada par disimular la ineficacia. A mí, concretamente, se me congela la risa en la boca de padecer esta tierra.

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