domingo, 6 de marzo de 2011

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Más sobre Erasmo en España:

La Inquisición puede apoyarse en el sentimiento "cristiano viejo" de las masas populares, en su oscuro instinto igualitario, hostil a los hombres que tienen dinero y saben ganarlo, y sobre todo, en su piedad gregaria, bien cultivada por los frailes mendicantes, y que se siente lastimada por la menor crítica de las devociones tradicionales. Como el Edicto de la fe ordenaba denunciar los delitos contra la fe común de que cada cual pudiera tener conocimiento, el pueblo español entero se encontró asociado, de grado o por fuerza, a la acción inquisitorial. Ahí está el resorte por excelencia de la "inquisición inmanente" de que habla Unamuno. Y a ello se debe que el misoneísmo y la ignorancia acaben por prevalecer sobre los novadores y los sabios. En esto consiste el hecho más específicamente español que angustia a hombres como Vives y Rodrigo Manrique y les hace emitir juicios tan pesimistas sobre su patria. El temible sistema se puso a funcionar sin que el Inquisidor General y la Suprema tuviesen que imprimir un impulso inicial; ellos no necesitaron desempeñar más que un papel regulador, mientras cada proceso engendraba otros procesos. Ha pasado un viento de delación que ha agostado la primavera del erasmismo español (p. 491).

Recordemos, en todo caso, que si es un anacronismo hablar de ortodoxia tridentina antes de 1560, es también un anacronismo hablar, antes de esa fecha, de una España que fuera su brazo secular [sc. De la Iglesia Católica]. La primera reunión del Concilio se prepara en una atmósfera de tensión hispano-romana que hace pensar más de una vez en el trágico conflicto de 1526-1527 [el saqueo de Roma por las tropas del Emperador] (p. 500).

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