jueves, 26 de mayo de 2011

298.

Si no deseas la salud, no sufrirás con la enfermedad. Si no deseas la riqueza, no sufrirás con la pobreza. Si no deseas el placer, no sufrirás con el dolor. Si no deseas la vida, no sufrirás con la muerte. Si no deseas la alegría, no sufrirás con la tristeza. La teoría, hasta aquí, está bien clara. Y es una teoría universal, por encima de épocas, sociedades, religiones y mentalidades. Hasta Epicuro con toda su fama postrera no es sino un discreto defensor del mínimo deseo. En suma, para los más osados, el ascetismo; para los más reservados, la inteligente gestión de los deseos.

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