lunes, 6 de septiembre de 2010

88.

Puestos a arriesgar el pellejo y provocar en un país islámico pretendiendo esa utopía de la reciprocidad con las libertades que en Occidente se da a los musulmanes, lo ideal sería pasearse por sus ciudades no con una cruz, sino con uno de esos muñequitos que son la réplica de Darwin. Como no pueden entender el mundo más que en función de lo religioso, los adalides del yihad creen que combaten contra infieles cristianos. Su cerrazón les impide ser conscientes de aquello que realmente les indigna: nuestra ciencia y las conclusiones a las que conduce respecto a lo que es el ser humano. Aunque seguramente sería un gesto inútil. Dudo alguien en aquellos rincones reconociera al original del muñequito.

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