lunes, 27 de septiembre de 2010

102.

Comienza a pasarte. Uno de estos sábados compraste un par de libros de bolsillo para poder tener cambio. Acababas de llegar a Sevilla y debías coger un taxi. No aceptan billetes de 50 €. Entraste en la librería de la estación de trenes y te llevaste dos de bolsillo. Baratos, sólo para justificar el cambio. Uno de ellos era de Arturo Pérez-Reverte, Cabo Trafalgar. Empezaste a leerlo inmediatamente y a las pocas páginas fuiste recordando que ya lo habías leído. No es la primera vez que te ocurre. Incluso dentro de tu biblioteca, hay libros que has leído y que se te han olvidado. Desde hace unos años les pones una señal a lápiz. Quizá la impresión mayor en este aspecto ocurrió cuando hace unos meses te acercaste a una edición que posees del Tratado teológico-político de Spinoza. Sentías curiosidad por conocer más profundamente el pensamiento del filósofo. Ante tu estupor, el libro se hallaba subrayado y comentado de tu propio puño y letra. Recuerdas que también Montaigne en uno de sus ensayos nota el mismo fenómeno. Es habitual entre gente que lee mucho, pero no deja de depositar sobre tu alma un poso de desolación ante la fragilidad de la memoria y la temida inutilidad de la lectura. ¿Si no recuerdas lo que has leído, para qué sirve leer? En todo caso, da igual. No dejarás de devorar páginas impresas por esa razón. El olvido de lo leído entra así en el depósito de las carencias que afligen al ser humano. Otra más. Por cierto, el libro de Pérez-Reverte, fabuloso. A pesar de haberlo leído y de que conforme avanzabas ibas reconociendo las escenas, te enganchó como la primera vez. ¡Qué ritmo, qué dominio de la lengua, qué pasión, qué lucidez, qué conocimiento del asunto! No los soltaste hasta que terminó. Te quedaste con el regusto amargo de todo lo que suena a España. Tan poco ha cambiado desde aquellas nefastas horas del 21 de octubre de 1805.

Arturo Pérez-Reverte, Cabo Trafalgar, Madrid, Punto de lectura, 2010.

1 comentario:

  1. Estoy leyendo "La Ciudadela" de A.J. Cronin y estoy asustada porque fue mi libro favorito de muy joven y juraría que es la primera vez que lo leo. No recuerdo nada! y no es la primera vez que me pasa. Es un alivio saber que no soy la única con Alzheimer juvenil.

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