miércoles, 13 de abril de 2011

263.


Esta entrada está dedicada a Babunita


Convivir con gatos en el campo es una de las mejores vías para acceder al conocimiento más puro de la caducidad del ser. Esa experiencia tuviste con aquel gato que recogisteis en el carpintero casi recién nacido. Le pusisteis de nombre Frodo. Creció a vuestro lado. Fue un gato feliz porque tenía las ventajas del gato doméstico (el sitio dentro de casa más cálido en invierno y el más fresco en verano, buen pienso y latas de atún, de comida para gatos y demás privilegios) y las ventajas del gato salvaje (ratones y pajarillos, hembras en el momento oportuno, largos paseos, vida libre y demás privilegios). Con frecuencia, desaparecía una temporada para acabar volviendo tan tranquilo como siempre. Convivió con vuestra perra Senda desde el primer momento. Ella lo adoptó de recién llegado y soportó con paciencia estoica sus bromas durante toda su vida en común. Desde siempre le gustó a Frodo asaltarla cuando más tranquila estaba. La foto que encabeza esta entrada fue hecha a la puerta de la casa y la conservas en tu móvil junto a la de tus seres queridos. Un día ella murió y Frodo no volvió más. Ahora hay otros gatos que se os han acercado, aunque ninguno llega a entrar en la casa. Ya ha habido alguno que vino, estuvo y se fue para no volver. Convivir con un gato en el campo te hace saber que nada es permanente, que todo acaba y que ese animal que hoy alimentas y miras, mañana, sin saber cómo ni por qué, desaparece para no regresar nunca más. Como la propia esencia del ser: hoy es y mañana no es. Sin saber cómo ni por qué.

2 comentarios:

  1. Están encantadores Senda y Frodo, ya me imagino yo las gaterías que le haría él a ellapero nosotras, las cockers somos tan noblotas y tontorronas (dice mamy) que soportamos casi caulquier cosa. También dice mamy que esa sensación de permanencia sí es canina... ¡¡Muchísimas gracias por la dedicatoria, me siento muy halagada!!!

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