jueves, 7 de abril de 2011

260.

La lectura de este artículo, cuyas tesis suscribes desde la cruz hasta la raya, te ha evocado una curiosa experiencia de tu etapa docente. Corrían aquellos años en los que te obligaron a realizar unos cursos para adaptarte a la nueva ley educativa, la dañina LOGSE. Durante bastantes tardes tuviste que soportar aquellas cantinelas. Lo hiciste en silencio, intentando entender algo de aquel galimatías ideológico envuelto en una supuesta cientificidad. Del trauma recuerdas con nitidez dos escenas. La primera tiene por protagonista a una señora muy peripuesta. A todas luces, se trataba de uno de esos enchufados de la FETE (rama docente de la UGT) que coparon los Centros de Profesores cuando se crearon. Su incuria intelectual y verbal era prominente. Se pasó varias sesiones criticando a Esperanza Aguirre, Ministra, por aquel entonces, de Educación. Las otras escenas tienen por primer actor a un tal Gregorio, pedagogo titulado, que os trataba como deficientes mentales o parvulitos, para no ser políticamente incorrectos. Había entre tus compañeros desde muchachos recién incorporados hasta talludos profesores con muchos decenios a sus espaldas. Había entre ellos tanto vagos y caraduras como profesionales serios, cumplidores y coherentes. Había quienes se habían adocenado, aun siendo buenas personas, y quienes llevaban a cabo por libre y a sus expensas carreras académicas e intelectuales. Soportasteis estoicamente la andanada de sandeces y de maltrato intelectual con exquisita educación. En la última sesión, te atreviste a intervenir. Adujiste tu desacuerdo, pero también tu calidad de funcionario, por lo tanto, tu obediencia a la superioridad. Declaraste tu desánimo, pero no tu indisciplina. Finalmente, le señalaste la inquietud ante tu carencia de recursos, visto el previsible deterioro de la convivencia en el centro por las características del alumnado que os iba a llegar. El bueno de Gregorio, con su estilo de vendedor de Amway a domicilio, te sonrió seráficamente y con un tono de benévola superioridad, te dijo algo así como: “Nadie espera que seáis héroes. Haced, simplemente, lo que podáis.”

5 comentarios:

  1. ¡Madre del amor hermoso! Hoy como andamos de refranes por aquí y por donde Fufy, no nos queda otra que recordar al maestro Ciruela. ¡¡¡Que saber estar el suyo!!!

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  2. Bienhallado, don Emilio:

    Hace así como un mes que sigo su blog a diario, desde que lo encontré al visitar la página de la editorial Akrón por lo de sus interesantísimas Cartas. Coincidimos en temas de interés y muchas veces en la opinión sobre los mismos; además, tiene el interés humano de un verdadero diario personal: ese ajuste de cuentas con la vida, que Vd. realiza con una prosa excelente.

    En concreto, el tema que trata hoy (y al cual dedicó una serie memorable donde se retrata el asunto a la perfección) es de los que me tocan de lleno al ser profesor de filosofía en un Instituto y ver todos los días la tragedia de la educación en España y en concreto en Andalucía. El artículo que tan amablemente adjunta lo leeré con vivo interés en cuanto tenga tiempo.

    Por cierto, muy aguda la detección de la fuente del pasaje de Baroja, y muy bien lo de traducir el inolvidable pasaje de la Ilíada, que yo alguna vez he pasado a mis alumnos como ejemplo de la moral y la hombría de bien de los antiguos.

    Si no tiene inconveniente, le iré haciendo comentarios de vez en cuando.

    Un saludo cordial.


    Antonio Montes

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  3. Gracias a ambos. A mi querida Babu le aclaro que los centros docentes han sido organizados en España desde el año 1982 por miles de maestros Ciruelas, cuyo analfabetismo, lejos de suponer un estigma que ocultar, es un punto de orgullo, presunción y difusión. A mi colega don Antonio le digo que por supuesto puede aportar lo que estime oportuno. No otra intención tiene este blog que comunicar y para esa labor hacen falta, como mínimo dos personas. Por otra parte, su calidad de profesor de Filosofía de Instituto lo hace entrar en el campo de mis admirados. Por dos motivos: por la Filosofía y por padecer el Via Crucis de la enseñanza secundaria.

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  4. Querido Emilio. Si no fuera tan trágico el resultado de la Logse, cuánto podríamos reírnos. Yo asistí a curso y aula de un compañerete de magisterio que apareció por el Instituto para darnos algún saber sobre medios audiovisuales. Se atragantó con el retroproyector y hubo que llamar al conserje. Después colocó una página de Asterix en los Juegos Olímpicos y se empeño en no sé qué historia del PRITANTEO... El pobre repitió varias veces la palabrita y yo me tanteé la puerta y me largué. Era analfabeto funcional. Como dicen entrañablemente en Murcia, habíamos varios catedráticos soportando aquella sarta de memeces con cara de Epicteto. Y con aquellos cursos vinieron estos lodos. ¡Terrible! Pero más terrible la falta de autocrítica de los Gobiernos que no han querido ver la realidad a la que aquello condujo. Un abrazo, amigo.

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  5. Ciertísimo. Es tan ridículo el laberinto ese de la LOGSE que daría para siglos de carcajadas, si no fuera de efectos tan deletéreos para España. Sobre la falta de autocrítica tengo una interpretación, bastante obvia por cierto, que espero recoger pronto en el blog. Por cierto, a mí no sólo se me pone cara de Epicteto, sino incluso del mismísimo Zenón de Citio cuanto leo eso del PRITANTEO.

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