martes, 26 de octubre de 2010

123.

Cuando leíste Por el Oeste de Irlanda, encargaste otro libro del mismo autor. Esta vez su viaje transitaría las sendas de Noruega. El viajero cuenta su singladura en el crucero Hurtigruten, la ruta marítima que une Bergen con Kirkenes, en el extremo septentrional de la península escandinava. Una vez desembarcado en esta última ciudad, el escritor emprende una ruta por tierra hasta llegar a Finlandia, donde termina el periplo. El libro te ha gustado menos que el anterior. No eres muy asiduo de los libros de viajes e ignoras hasta qué punto el género exige la disolución del autor ante el asunto, pero León Lasa acumula en sus páginas numerosas consideraciones sobre el Apocalipsis climático, sobre la nostalgia de sus tiempos pasados, sobre el despeñadero de la sociedad moderna. En fin, una serie de tópicos que no por ser plenamente personales, oscurecen el asunto principal. Cuando te acercas a conocer las experiencias sobre un viaje a Noruega, esperas otra cosa diferente de las apreciaciones pesimistas del autor sobre lo mal que va el mundo. Sobre todo si no te crees eso del cambio climático, si piensas que la sociedad moderna no es tan mala como creen los occidentales bien alimentados y protegidos, y ello a pesar de que la modernidad esté dando de lado a la tradición. A veces te cansas de esa corrección ideológica que permea hasta los más imprevistos rincones de la actividad cultural. Tu conclusión es que, a pesar del inminente fin del mundo, sigues esperando el momento de embarcarte en uno de los navíos del Hurtigruten. Es un sueño de largos años, no una pulsión por ver el Ártico antes de que se quede sin hielo. Por lo demás, estás plenamente de acuerdo con el autor en que el Norte es la belleza.

León Lasa, En Noruega, Córdoba, Almuzara, 2009.

* * *

Cuando terminaste En Noruega, sentiste curiosidad por leer un libro de Ángel Ganivet que el autor menciona. A raíz de su paso por Finlandia, León Lasa cita algunos pasajes de Cartas finlandesas, recopilación de artículos que el diplomático granadino envió regularmente a un periódico de su ciudad sobre su experiencia en el Helsinki de fines del siglo XIX. Lo descargaste (legalmente) de Internet y te lo leíste en un abrir y cerrar de ojos. Fundamentalmente, porque pasabas por alto los amplios comentarios de Ganivet sobre España e ibas directamente a los textos sobre Finlandia. Lo que más te llamó la atención fue la semejanza que los finlandeses de aquel tiempo tienen con los de hoy. Los conoces por experiencias de personas muy cercanas que han visitado el país y por algunas novelas de autores fineses. El libro es distraído y tiene un cierto salero andaluz. Poco importaba que en aquellos momentos formaran parte del Imperio Ruso, eran, como hoy, borrachuzos, laboriosos y discretos, lo que te hace pensar que la prosperidad o la ruina de las naciones no depende de sus gobiernos, sino de los pueblos que las integran. Admirable pueblo y admirable país.

Ángel Ganivet, Cartas finlandesas y hombres del norte, http://www.librodot.com.

No hay comentarios:

Publicar un comentario