lunes, 21 de febrero de 2011

222.

Continuando con tu convencimiento de que el futuro de las ciencias humanas descansa en los logros de las neurociencias, lees un libro de Francisco Mora. Es éste uno de los neurocientíficos españoles que más está trabajando en la tarea de abrir los caminos de esa disciplina entre el público no especialista. No es el primero que lees de sus libros y desde el momento que supiste de su existencia, te sentiste atraído. Al final, quedas decepcionado. Como es lógico, el Dr. Mora no es un filósofo, ni un economista, ni un especialista en arte, ni en sociología. El libro es más una promesa de futuros éxitos que una relación de lo que ya se ha logrado o se está logrando. Es lógico que sea así, piensas, ya que lo relevante de ese neohumanismo está todavía por hacer. Como ciertas conclusiones, te quedas con que eso llamado neurofilosofía es una especie de entelequia. Lo que no pueden resolver las neurociencias es el impacto que sus descubrimientos tiene en la búsqueda del sentido de la existencia. Aspectos como la libertad, la conciencia o el yo quedan despejados, pero el combate por el sentido queda sin dirimir. Más se le puede sacar partido en economía o sociología. Algo en el estudio de la estética, aunque quede sólo en la explicación de las partes del cerebro que se activan ante el placer por la obra de arte. Queda mucho por hacer y las bases están puestas, pero la pregunta por el sentido sigue sin responder. Y algo te dice que quizá sea mejor que sea así.

Francisco Mora, Neurocultura, Madrid, Alianza Editorial, 2007.

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