sábado, 5 de febrero de 2011

208.

Si fuera preciso ofrecer una muestra de la Europa germánica (Alemania y Austria) tras la I Guerra Mundial embridando diferentes vertientes de las artes y las letras, las dos novelitas que acabas de leer encajarían perfectamente. Tanto La tela de araña, como La rebelión, ambas de tu querido Joseph Roth, son la ilustración en literatura de cualquier cuadro del expresionismo alemán, de esa música que los jerarcas nazis llamaban “degenerada”, de la escultura y del ambiente que se vivía en las calles de Berlín o Viena. Ambas se centran en dos hombres cuya situación en el ambiente desquiciado posterior a 1918 es imposible de ajustar a un mundo que se derrumba. Son personas perdidas, un trasunto del propio Roth, que añoran el orden de lo que Zweig llamaba el mundo de ayer, esa taxonomía perfecta de los fenecidos imperios donde todo y todos tenían su lugar y el futuro era previsible. Cada uno de ambos pretende buscar su nuevo espacio sin conseguir más que una muerte mísera en el caso del protagonista de La rebelión y una frágil posición de aparente privilegio dentro del nuevo orden totalitario en el caso del protagonista de La tela de araña. Con el tiempo, el revolucionario Roth acabaría por añorar la vieja estabilidad que encabezaba el venerable emperador Francisco José. Se nota, por otra parte, que La tela de araña fue su primera novela publicada. El estilo es cortante, casi telegráfico a veces, frente a la algo posterior La rebelión, donde el autor se recrea algo más. En todo caso, dos buenas muestras de aquel genio austro-húngaro.

Joseph Roth, La rebelión, trad. F. Formosa, Barcelona, Acantilado, 2007; La tela de araña, trad. Javier Orduña, Barcelona, Acantilado, 2008.

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