miércoles, 29 de junio de 2011

324.

Lecciones de democracia (III)
Herodoto, Historias, 3 80.1-6.
[1] ἐπείτε δὲ κατέστη ὁ θόρυβος καὶ ἐκτὸς πέντε ἡμερέων ἐγένετο, ἐβουλεύοντο οἱ ἐπαναστάντες τοῖσι Μάγοισι περὶ τῶν πάντων πρηγμάτων καὶ ἐλέχθησαν λόγοι ἄπιστοι μὲν ἐνίοισι Ἑλλήνων, ἐλέχθησαν δ᾽ ὦν. [2] Ὀτάνης μὲν ἐκέλευε ἐς μέσον Πέρσῃσι καταθεῖναι τὰ πρήγματα, λέγων τάδε. “ἐμοὶ δοκέει ἕνα μὲν ἡμέων μούναρχον μηκέτι γενέσθαι. οὔτε γὰρ ἡδὺ οὔτε ἀγαθόν. εἴδετε μὲν γὰρ τὴν Καμβύσεω ὕβριν ἐπ᾽ ὅσον ἐπεξῆλθε, μετεσχήκατε δὲ καὶ τῆς τοῦ Μάγου ὕβριος. [3] κῶς δ᾽ ἂν εἴη χρῆμα κατηρτημένον μουναρχίη, τῇ ἔξεστι ἀνευθύνῳ ποιέειν τὰ βούλεται; καὶ γὰρ ἂν τὸν ἄριστον ἀνδρῶν πάντων στάντα ἐς ταύτην ἐκτὸς τῶν ἐωθότων νοημάτων στήσειε. ἐγγίνεται μὲν γάρ οἱ ὕβρις ὑπὸ τῶν παρεόντων ἀγαθῶν, φθόνος δὲ ἀρχῆθεν ἐμφύεται ἀνθρώπῳ. [4] δύο δ᾽ ἔχων ταῦτα ἔχει πᾶσαν κακότητα: τὰ μὲν γὰρ ὕβρι κεκορημένος ἔρδει πολλὰ καὶ ἀτάσθαλα, τὰ δὲ φθόνῳ. καίτοι ἄνδρα γε τύραννον ἄφθονον ἔδει εἶναι, ἔχοντά γε πάντα τὰ ἀγαθά. τὸ δὲ ὑπεναντίον τούτου ἐς τοὺς πολιήτας πέφυκε: φθονέει γὰρ τοῖσι ἀρίστοισι περιεοῦσί τε καὶ ζώουσι, χαίρει δὲ τοῖσι κακίστοισι τῶν ἀστῶν, διαβολὰς δὲ ἄριστος ἐνδέκεσθαι. [5] ἀναρμοστότατον δὲ πάντων: ἤν τε γὰρ αὐτὸν μετρίως θωμάζῃς, ἄχθεται ὅτι οὐ κάρτα θεραπεύεται, ἤν τε θεραπεύῃ τις κάρτα, ἄχθεται ἅτε θωπί. τὰ δὲ δὴ μέγιστα ἔρχομαι ἐρέων: νόμαιά τε κινέει πάτρια καὶ βιᾶται γυναῖκας κτείνει τε ἀκρίτους. [6] πλῆθος δὲ ἄρχον πρῶτα μὲν οὔνομα πάντων κάλλιστον ἔχει, ἰσονομίην, δεύτερα δὲ τούτων τῶν ὁ μούναρχος ποιέει οὐδέν: πάλῳ μὲν ἀρχὰς ἄρχει, ὑπεύθυνον δὲ ἀρχὴν ἔχει, βουλεύματα δὲ πάντα ἐς τὸ κοινὸν ἀναφέρει. τίθεμαι ὦν γνώμην μετέντας ἡμέας μουναρχίην τὸ πλῆθος ἀέξειν: ἐν γὰρ τῷ πολλῷ ἔνι τὰ πάντα.”

Cuando el alboroto hubo cesado y hubieron pasado cinco días, los sublevados contra los Magos deliberaron acerca de todos los acontecimientos y se pronunciaron unos discursos increíbles para algunos griegos, pero que realmente fueron pronunciados. Otanes exhortó a transferir el poder al pueblo persa con estas palabras: “Creo que ya no es posible que uno se convierta en nuestro monarca. No es ni apropiado ni bueno. Sabéis hasta qué punto llegó la soberbia de Cambises y fuisteis partícipes de la soberbia del Mago. ¿Cómo, entonces, podría ser algo conveniente la monarquía, si el monarca es capaz de hacer lo que desea sin tener responsabilidad? Incluso al mejor de todos los hombres, una vez elevado a esa posición, podría privarlo de los pensamientos propios de gentes normales. Porque se apodera de él la soberbia dados los bienes que están a su alcance y desde su nacimiento la envidia crece en ese hombre. Al poseer estos dos vicios, posee toda maldad, porque, ahíto de soberbia y de envidia, lleva a cabo muchas y temerarias acciones. Aunque el rey debiera carecer de envidia, al ser dueño de todos los bienes, nace en él lo contrario en lo que respecta a los ciudadanos. De este modo, envidia a los mejores porque viven y son prósperos. Pero se alegra de que existan malos ciudadanos y es el primero en admitir sus calumnias. Y lo más incongruente de todo: si se le admira con moderación, se enoja porque no es objeto de exclusiva atención; y si alguien se la presta exclusivamente, se enoja con él por ser un adulador. Y ahora voy a decir lo más importante: el monarca anula las costumbres tradicionales, viola a las mujeres y mata indiscriminadamente. Por el contrario, el pueblo, al poseer el gobierno, ostenta en primer lugar la igualdad, el título más hermoso de todos. En segundo lugar, no hace nada de lo que hace el monarca: ejerce los cargos por sorteo, su poder está sometido a responsabilidad y administra todas las decisiones públicamente. En suma, mi opinión es que abandonemos la monarquía y exaltemos al pueblo. Porque con el pueblo todo puede hacerse”.

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