viernes, 24 de junio de 2011

320.

Sobre Manuel Chaves Nogales (II)
La lectura de su libro titulado A sangre y fuego te confirma la trayectoria mencionada en la entrada anterior. Los nueve relatos son una parada de monstruosos horrores que no deja de helarte la sangre. El subtítulo habla de héroes junto a bestias y mártires. Sacas la conclusión de que hubo mucho más de bestialidad que de otras actitudes más nobles. Ese libro y no otros debería ser el texto de referencia para conocer la realidad de nuestra Guerra Civil con la banalización radical del asesinato por uno y otro lado. De ese modo, lograríamos desenmascarar ese movimiento que empuja, tras el monopolio de la gloria por parte de un bando durante muchos años, a glorificar por revancha el otro, cuando ninguno de los dos merecía tan supuesto honor. Al final del último relato, el autor da cuenta de su postura. Habla un tal Daniel: Yo no he sido nunca revolucionario –decía-, pero tampoco tenía obligación de serlo. Nadie me puede llamar traidor a la revolución porque nunca me había comprometido a hacerla ni a ayudarla. Yo ganaba mi jornal trabajando honradamente. No era mal compañero. Creo yo. Servía al patrón... Y el último párrafo del relato y del libro te dice: El comunista le miró receloso [a Daniel]. ¿Todavía un fascista emboscado? ¡Bah!, un pobre diablo sin conciencia revolucionaria, concluyó. Para ir a morir al frente servía, sin embargo. Le pusieron en una mano un plato de comida y en la otra un fusil. Daniel, convertido en miliciano de la revolución, luchó como los buenos. Y murió batiéndose heroicamente por una causa que no era suya. Su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese. Ése es el eterno conflicto español: qué hacer con la libertad.

Manuel Chaves Nogales, A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España, Barcelona, Libros del Asteroide, 2011. Citas: págs. 274 y 284.

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