lunes, 28 de junio de 2010

59.

A pesar de todo, tú sí considerabas que Sólo ante el peligro era la reedición contemporánea de las tragedias clásicas griegas. Creías, y sigues creyendo, que el cine del oeste es lo más parecido a la tragedia clásica griega. En primer lugar, el género narrativo de la modernidad es el cine, como la épica lo fue durante la génesis de la literatura griega y como lo fue la tragedia en el momento de su mayor esplendor. En segundo lugar, el asunto de esa narrativa es el mito, espacio lejano en el tiempo donde tienen lugar hechos en los que el ser humano se muestra al límite de sus capacidades mientras se enfrenta a fuerzas muy superiores. Para un habitante de las ciudades del siglo XX y XXI, el siglo XIX y las praderas del oeste son un territorio mítico. En tercer lugar, tanto la tragedia clásica como el buen cine del oeste poseen un código moral que se pretende desplegar ante los espectadores, cuyos puntos principales estriban en la superior cualidad del héroe, que pone su dignidad y su propia estima moral por encima de los peligros que esa actitud le obliga a correr. La única diferencia entre ambos géneros es el final. En el caso de la tragedia, el héroe sucumbe dignamente. En el caso del cine, el héroe es recompensado con la vida y con la satisfacción del deber cumplido. Por supuesto que no vas a entrar en la evolución del género que en años posteriores degradará estos rasgos, aunque si quisieras continuar con el paralelismo, podrías muy bien defender que la tragedia del último de los grandes, Eurípides, presenta la misma descomposición ideológica y formal que el escaso cine del oeste de los años setenta y siguientes. Tu película recogía lo mejor del género y era un modelo inmejorable.

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