jueves, 24 de junio de 2010

57.

Hay escritores renombrados cuyos textos por unas u otras razones no terminan de reposar en tus manos. La casualidad puso ante tus ojos una novela de Álvaro Pombo, La fortuna de Matilda Turpin. Haber sido galardonada con el Premio Planeta del año 2006 hubiera sido un buen repelente, pero tenías ganas desde hacía tiempo de leer algo de Pombo. Libro de bolsillo, barato y disponible. Te lo compraste y lo leíste con fruición desde las primeras líneas. Ésta es la literatura que te gusta: comprensible, humana, moderna y sugerente. La trama gira en torno a una acaudalada mujer de negocios que ha creado en torno a sí un mundo que se viene abajo cuando fallece prematuramente. La novela va desgranándose en una pendiente a cuyo pie queda sólo la figura del viudo, Juan Campos. Hombre resentido que ocultó durante años su rencor bajo la máscara de un respetable, aunque mediocre, profesor universitario de Filosofía. Hijos abandonados por la madre, pero que odian al padre; una secretaria desarbolada que arrastra en su derrota a su marido; dinero y burguesía muy bien acomodada con las dosis habituales de hipocresía. Y el entorno desapacible del Cantábrico que aureola todo el escenario expuesto en una casona asomada a las aguas frías y grises del mar. Un estilo original que te envolvió, con un ritmo que avanza seguro, de una ligereza asentada y sólida; compacto, pero suave. Disfrutaste, que de eso se trata y estás preparado para seguir leyendo obras de Álvaro Pombo.

Álvaro Pombo, La fortuna de Matilda Turpin, Barcelona, Planeta, 2007.

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