viernes, 4 de junio de 2010

47.

Lees lo que le dice Séneca a Marcia para consolarla de la muerte de su hijo: La muerte es la liberación de todos los dolores, el límite más allá del que no pasan nuestras desgracias, la que nos devuelve la tranquilidad en que estuvimos antes de nacer. Si alguien se compadece de los muertos, compadézcase también de los que no han nacido. La muerte no es un bien ni un mal; en efecto, lo que existe puede ser un bien o un mal, ahora bien, lo que no existe y reduce todo a la nada, no nos entrega a ninguna fortuna. En efecto, las cosas malas y buenas se desenvuelven en tomo a algo material. La fortuna no puede hacer presa en algo que la naturaleza ha dejado escapar, ni puede ser desdichado el que no existe. Superó tu hijo los límites fijados para la esclavitud, lo ha acogido una grande y duradera paz; no avanza con miedo a la pobreza, ni preocupado por las riquezas, ni espoleado por los instintos que destrozan el espíritu valiéndose de los placeres; no le alcanza la envidia ante la felicidad ajena, no se siente oprimido por la propia; tampoco hiere sus oídos pudorosos ningún insulto; ningún desastre público puede contemplar, ninguno privado; no está pendiente del futuro, preocupado siempre de acontecimientos que nos prometen una inseguridad total. Se ha detenido por fin en el lugar de donde nada puede echarlo, donde nada puede atemorizarlo. ¿Acaso no te suena familiar?

L.A. Séneca, Consolación a Marcia, trad. Carmen Codoñer, Barcelona, Altaya, 1994 , 19.5-6.

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