jueves, 29 de abril de 2010

34.

Siempre te sedujo el mensaje del Buda. No puedes recordar cuándo entraste en conocimiento por primera vez con sus palabras. Hay rastros en tu memoria. Tras unas huellas imprecisas en tu pasado, eres consciente de una película llamada en español El pequeño Buda, dirigida por Bernardo Bertolucci y de un libro de Daisetz Teitaro Suzuki titulado El zen y la cultura japonesa. La primera es una mala película muy bien realizada. La historia es inverosímil y fantasiosa, pero la vida del Iluminado, entreverada en la trama contemporánea, es mucho más aceptable. De la primera vez que la viste recuerdas la imagen del lama, evocado tras su muerte, recitando el Sutra del Corazón. Las lágrimas estuvieron a punto de brotar en tus ojos. Sentiste que en aquellas frases se encerraba el sentido del que carecía tu vida. Luego, diste con libro de Suzuki a través de una crítica que, te parece recordar, firmaba Luis Racionero en el suplemento cultural del ABC. Te lanzaste a comprarlo y a leerlo con una pasión poco budista. Y quedaste enganchado en el aroma del budismo zen. Otra cosa es que tu espíritu, tan descreído y abúlico, haya cedido a la desidia y no se haya dejado seducir definitivamente por la senda que conduce a la iluminación.

El pequeño Buda (Little Buddha), 1993. Dir.: Bernardo Bertolucci.
Daisetz T. Suzuki, El zen y la cultura japonesa, Barcelona, Paidós Ibérica, 1996.

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