lunes, 5 de abril de 2010

20.

La figura del viejo emperador Marco Aurelio, con barba cierta y melancolía imaginada en su rostro de patricio romano, fascina tu alma desde que tuviste noticia de su existencia. Modelo de gobernante, modelo de romano y modelo de estoico. Así es tu político ideal: romano y estoico, que es como hablar del deber, la austeridad, el honor, el orgullo por una tradición y la laboriosidad. Murió a orillas del Danubio en un campamento que pasados los siglos se convertiría en Viena, la capital del único intento pactado de la edad moderna europea para superar la gangrena de los nacionalismos. Su muerte suscita en ti los aromas de la amada historia de tu continente. La desgracia de su hijo y sucesor te llena de dolor y rabia. Melancolía imaginada dijiste porque parece ser que no fue tan melancólico y que las palabras que desgrana en esa obra, que otros han dado en titular Meditaciones, reflejan el rincón más reservado de su espíritu, no su porte como monarca, ni su labor como gobernante. De vez en cuando, te gusta releer a vuelapágina algunos de sus textos escritos en esa lengua que adoras y que siempre se ha resistido a los embates de tu amor.

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