lunes, 26 de abril de 2010

32.

No te gusta la novela negra. Sin embargo, eres fiel a las entregas de Lorenzo Silva. La última, una novela titulada La estrategia del agua (Barcelona, Destino, 2010). Has leído todas las que lleva publicadas con esos dos guardias civiles llamados Bevilacqua y Chamorro de protagonistas. No puedes enjuiciar esta última desde el punto de vista del género. Te falta la experiencia de lector. La has leído (como las anteriores) porque el estilo es tan ágil; los diálogos, tan jugosos; la visión de la vida, tan amarga, pero no desesperanzada. El brigada es como uno de esos viejos vaqueros del Oeste que han sido derrotados por la vida, pero no por la ruina de los valores. Incluso gana, porque tiene el sarcasmo, el sano cinismo del desencantado aún a flote. A duras penas, pero a flote. Es una perfecta versión hispánica del viejo Sam Spade de Hammett, adaptada a nuestro entorno. Silva te da, como buen escritor, una visión certera de la España actual. Como no eres un gourmet de la novela negra, te da igual que la trama sea algo previsible y que, a tu corto juicio, la investigación policíaca esté orientada desde el inicio hacia un final poco sorpresivo. Da igual. Lo mejor es el estilo y la crítica a esa moderna Inquisición que ha sustituido los viejos dogmas por una nueva ortodoxia cuyos transgresores son condenados a la hoguera de la autocensura temerosa, la muerte civil y la marginación social.

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