martes, 11 de mayo de 2010

37.

Las características específicas de la religión griega configuran una forma de entender el mundo que, pese a la distancia temporal y de mentalidad, te puede resultar familiar hoy en día. Los dioses griegos no aportan consuelo a los hombres. Tampoco son un referente ético. El griego estaba realmente solo ante la divinidad. Los dioses son personificaciones elaboradas y humanizadas de fuerzas de la naturaleza. Su comportamiento no tiene nada de ejemplar y carecen de dogmas, doctrinas o normas de conducta que puedan ser imitadas por los seres humanos. La mitología griega está plagada de adulterios, traiciones, venganzas, actuaciones rastreras, accesos incontrolados de cólera y de toda la panoplia de actitudes mínimamente recomendables para la guía espiritual y moral de las gentes. No en balde, Platón expulsó a Homero del currículo de la enseñanza en la República y sentía escasa simpatía por los poetas cuyo material de trabajo era un conjunto de leyendas donde las divinidades venían teñidas de una capa de pintura gruesa y de aspecto poco edificante. Tampoco ofrece la religión griega el consuelo de la vida de ultratumba. Cuando el hombre muere, su alma no es sino el reflejo pálido de lo que fue la vida en la tierra. Es una simple sombra que vaga por los mundos del Hades, de los infiernos, llena de estupor y con una nostalgia infinita de una existencia que intuye, más que conoce. Su paso por el Leteo le ha despojado de los recuerdos de su pasado en la tierra.

1 comentario:

  1. De alguna forma me recuerda esta frase "El hombre en su arrogancia, ha creado a dios a su imagen y semejanza"

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