viernes, 23 de julio de 2010

71.

Habla Karl R. Popper del “ingeniero fragmentario”: El ingeniero o técnico fragmentario reconoce que sólo una minoría de instituciones sociales se proyecta conscientemente, mientras que la gran mayoría ha “nacido” como el resultado impremeditado de las acciones humanas. (…) Aunque albergue algún ideal concerniente a la sociedad como “un todo” –su bienestar general quizá-, no cree en el método de rehacerla totalmente. Cualesquiera que sean sus fines, intenta llevarlos a cabo con pequeños ajustes y reajustes que pueden mejorarse continuamente. (…) El ingeniero fragmentario sabe, como Sócrates, cuán poco sabe. Sabe que sólo podemos aprender de nuestros errores. Por tanto, avanzará paso a paso, comparando cuidadosamente los resultados esperados con los resultados conseguidos y siempre alerta ante las inevitables consecuencias indeseadas de cualquier reforma. Las palabras del emperador Marco Aurelio (véase § 19.) resuenan después de casi dos mil años. Popper y el emperador a una. Ambos reniegan de la utopía. El primero porque conoce los desastres sicilianos del maestro; el segundo porque conoce los horrores del Kolymá y Dachau. Al final, persisten el sentido común y la conciencia de que la única utopía aceptable es la individual.

Karl R. Popper, La miseria del historicismo, trad. Pedro Schwartz, Madrid, Alianza-Taurus, 1995, páginas 79-81.

No hay comentarios:

Publicar un comentario