martes, 17 de agosto de 2010

79.

El subtítulo del libro reza: Cinco historias de música y crepúsculo. Los músicos y sus afanes rondan las páginas de libro. Son cinco historias abiertas, donde no hay finales sorpresivos. La narración fluye hasta que concluye dejándonos la incógnita como regusto final de la lectura. Las has leído de un tirón. Conocías al autor, un japonés de nacimiento que muy pronto fue trasplantado a Inglaterra y que, por tanto, escribe en inglés y es considerado un autor en lengua inglesa. Leíste en su momento otra de sus obras, la traducción de cuyo título al español ha vacilado hasta terminar en lo que la versión en Anagrama es El resto del día. Hay una hermosa adaptación al cien protagonizada por Anthony Hopkins. La fama y el reconocimiento son la temática que subyace en todas estas narraciones. Hay fracasos y triunfos que se cobran un duro peaje. Hay autenticidades machacadas por el deseo de renombre y mediocridades que acaban por salir a la luz tras vanos intentos de creerse más geniales de lo que son. Las amarguras de los músicos con la noche, real o metafórica, presente entre sus anhelos y peripecias. Todo envuelto en una elegante suavidad británica, clásica y comedida a pesar de los golpes. Buenas narraciones y buenos momentos pasados con la lectura de textos inteligentes. Sobre todo esto último, que es, a fin de cuentas, tu objetivo.

Kazuo Ishiguro, Nocturnos, trad. Antonio-Prometeo Moya, Barcelona, Anagrama, 2010.

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