miércoles, 11 de agosto de 2010

78.

El poder de la envidia con dos mil quinientos años de perspectiva. Plutarco habla del escultor Fidias y de su obra magna, la Atenea Pártenos, que presidía el templo del Partenón en Atenas. Bien que a muchos les pese, el mundo no empezó hace dos días ni sus héroes son los únicos ni tan originales.

[2](…)Φειδίας ὁ πλάστης ἐργολάβος μὲν ἦν τοῦ ἀγάλματος, ὥσπερ εἴρηται, φίλος δὲ τῷ Περικλεῖ γενόμενος καὶ μέγιστον παρ᾽ αὐτῷ δυνηθεὶς τοὺς μὲν δι᾽ αὑτὸν ἔσχεν ἐχθροὺς φθονούμενος, οἱ δὲ τοῦ δήμου ποιούμενοι πεῖραν ἐν ἐκείνῳ, ποῖός τις ἔσοιτο τῷ Περικλεῖ κριτής, Μένωνά τινα τῶν Φειδίου συνεργῶν πείσαντες ἱκέτην ἐν ἀγορᾷ καθίζουσιν, αἰτούμενον ἄδειαν ἐπὶ μηνύσει καὶ κατηγορίᾳ τοῦ Φειδίου.

Fidias, el escultor, era el contratista de la estatua, como se ha dicho. Se había convertido en amigo de Pericles y había adquirido el mayor poder sobre él, ganándose por sí mismo y a causa de la envidia la enemistad de unos, mientras otros, a su vez, se planteaban probar con él al pueblo para ver qué clase de juez sería en el caso de Pericles. Tras convencer a Menón, uno de los colaboradores de Fidias, lo sentaron como suplicante en el ágora mientras solicitaba inmunidad en el caso de que declarase y acusase a Fidias.

[3] προσδεξαμένου δὲ τοῦ δήμου τὸν ἄνθρωπον καὶ γενομένης ἐν ἐκκλησίᾳ διώξεως, κλοπαὶ μὲν οὐκ ἠλέγχοντο• τὸ γὰρ χρυσίον οὕτως εὐθὺς ἐξ ἀρχῆς τῷ ἀγάλματι προσειργάσατο καὶ περιέθηκεν ὁ Φειδίας γνώμῃ τοῦ Περικλέους ὥστε πᾶν δυνατὸν εἶναι περιελοῦσιν ἀποδεῖξαι τὸν σταθμόν, ὃ καὶ τότε τοὺς κατηγόρους ἐκέλευσε ποιεῖν ὁ Περικλῆς.

Una vez aceptó el pueblo al hombre y hecha la acusación en la asamblea, no se llegaron a probar los robos, porque Fidias inmediatamente desde el principio por consejo de Pericles había agregado y cubierto con el oro la estatua, de modo que sin traba alguna fuera posible a los que lo quitaran comprobar su peso, algo que en aquel momento Pericles exhortó a que hicieran los acusadores.

[4] ἡ δὲ δόξα τῶν ἔργων ἐπίεζε φθόνῳ τὸν Φειδίαν, καὶ μάλισθ᾽ ὅτι τὴν πρὸς Ἀμαζόνας μάχην ἐν τῇ ἀσπίδι ποιῶν αὑτοῦ τινα μορφὴν ἐνετύπωσε πρεσβύτου φαλακροῦ πέτρον ἐπῃρμένου δι᾽ ἀμφοτέρων τῶν χειρῶν, καὶ τοῦ Περικλέους εἰκόνα παγκάλην ἐνέθηκε μαχομένου πρὸς Ἀμαζόνα. τὸ δὲ σχῆμα τῆς χειρός, ἀνατεινούσης δόρυ πρὸ τῆς ὄψεως τοῦ Περικλέους, πεποιημένον εὐμηχάνως οἷον ἐπικρύπτειν βούλεται τὴν ὁμοιότητα παραφαινομένην ἑκατέρωθεν.

La fama de las obras arreciaron la envidia contra Fidias, especialmente porque, al hacer la batalla de las Amazonas en el escudo, talló una imagen de sí mismo como un viejo calvo que levanta una piedra con ambas manos, y emplazó una hermosísima réplica de Pericles luchando contra una Amazona. La forma de su mano, que levanta una lanza ante la mirada de Pericles, elaborada magistralmente, pretende como ocultar la semejanza, que sí aparece desde otro lado.

[5] ὁ μὲν οὖν Φειδίας εἰς τὸ δεσμωτήριον ἀπαχθεὶς ἐτελεύτησε νοσήσας, ὡς δέ φασιν ἔνιοι, φαρμάκοις, ἐπὶ διαβολῇ τοῦ Περικλέους τῶν ἐχθρῶν παρασκευασάντων. τῷ δὲ μηνυτῇ Μένωνι γράψαντος Γλύκωνος ἀτέλειαν ὁ δῆμος ἔδωκε, καὶ προσέταξε τοῖς στρατηγοῖς ἐπιμελεῖσθαι τῆς ἀσφαλείας τοῦ ἀνθρώπου.

En suma, Fidias fue conducido a la cárcel, enfermó y murió con un veneno, como afirman algunos, que fue proporcionado por los enemigos de Pericles para poder calumniarlo. En cuanto al relator Menón, a propuesta de Glicón, el pueblo le concedió la exención de impuestos y encomendó a los estrategos el cuidado de la seguridad del hombre.



Plutarco, Pericles, 31 2-5.

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