sábado, 13 de marzo de 2010

14.

Cuando padeciste aquellos males sin cuento, rememorabas las palabra de Odiseo: τέτλαθι δή, κραδίη (“sé paciente, corazón”). Se te antojaba el mejor lema para el escudo de armas que miles de millones de héroes podrían enarbolar en las batallas que emprenden cada día contra los entuertos de la vida. También el viejo poeta Arquíloco menciona un substantivo derivado de la misma raíz: τλημοσύνη y con ella te señala una de las concepciones básicas de la mentalidad helénica. Aparece dentro de un poema que viene llamándose Elegía a Pericles, un canto de ánimo a un amigo desolado:

Θεοὶ γὰρ ἀνηκέστοισι κακοῖσιν
ὦ φίλ’ , ἐπὶ κρατερὴν τλημοσύνην ἔθεσαν
φάρμακον

Porque los dioses para los males sin remedio,
amigo mío, proporcionaron la paciencia
como medicina.

No obstante, las traducciones son, como siempre, traidoras. El verbo mencionado primeramente y el sustantivo último no te impulsan a la paciencia entendida sólo como resignación y aguante. Hay más. En el origen está el verbo τλάω que significa "atreverse", "osar" y que aparece como imperativo en boca de Odiseo. Por otro lado, el adjetivo τλήμων significa "paciente", "sufrido", de donde puede extraerse el sentido de "resignación". Si admites la tintura que el verbo originario ha dejado en la superficie de la palabra, puedes llegar a una valiosa conclusión. La paciencia y la resignación que el poeta pide a su amigo son el producto de una osadía. Esa resignación queda lejos, pues, de la sufrida paciencia cristiana y pasa a convertirse en una muestra de valentía, quién sabe si de una callada rebeldía ante los dioses, que como ya sabes, representan la vida misma.

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