sábado, 2 de julio de 2011

327.

Nueva incursión en el mundo de Natsume Sōseki. Esta vez, la novela lleva por título El caminante. Aunque el camino no aparezca por ninguna parte y menos el caminante. Es el relato en primera persona de Jiro, miembro de una familia de clase media en el Japón de la Restauración Meiji, el mundo que conoció Sooseki, con un epílogo en forma epistolar. Pero el protagonista principal es el hermano del relator. Ichiro, que ése es su nombre, simboliza con su malestar íntimo, con su vacilación, con su inquietud, con su desolación moral esa sociedad que por orden de la superioridad tuvo que adaptarse bruscamente a una modernidad que le resultaba extraña. El universo tradicional se estaba derrumbando y el que se avecinaba parecía pretender asolar las almas de los japoneses. Y, como siempre, ese huracán pasa por las páginas del libro con la suavidad de la caída de los pétalos de la flor del cerezo en el alba de la primavera. Por eso te gusta la literatura japonesa, como ya has comentado anteriormente. Hay agón, conflicto, desencuentro, ruina y tristeza, pero nada que ver con las desgarraduras de la literatura occidental.

Natsume Sōseki, El caminante, Gijón, Satori Ediciones, 2011.

Nota.- El culpable de este blog se va una semana por ahí. No habrá entradas hasta que vuelva, salvo que por un milagro surja algo interesante que contar y haya conexión a internet. Gracias y hasta la vuelta.

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