viernes, 29 de enero de 2010

2.

En tu principio está la nada. Y en tu final también. Nada hay antes de que en tu memoria empiecen a alborear los primeros recuerdos de la infancia. Y nada parece que se extienda después de que tus ojos se cierren por última vez. Este es el primer versículo de tu evangelio.

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