Umberto Eco es un especialista en semiología, esa disciplina etérea que briega con el significado de los signos. También es un experto en el Medioevo. Leíste en su momento El nombre de la rosa y te gustó. Lees ahora Baudolino y la has terminado, detalle que dice que has podido degustarla en cierto modo, aunque con frecuencia el conocedor del mundo medieval venza al novelista. Eco es un erudito metido a literato. Domina la técnica y la gestiona con destreza artesanal. Aunque la hayas disfrutado en ciertos momentos, has debido saltarte alguna que otra página porque el despliegue del bestiario medieval o las delicadezas silogísticas de aquella cultura te resultaban cargantes. La trama no acaba de enlazarse con soltura y da a veces la impresión de costurones. Está bien, pero no es una excelente novela.
Umberto Eco, Baudolino, trad. de Helena Lozano Miralles, Barcelona, Lumen, 2001.
domingo, 7 de noviembre de 2010
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