jueves, 25 de febrero de 2010
10.
Buena parte de tu angustia, como la del hombre occidental, procede de la muerte de Dios. En Occidente había un Dios que fundamentaba todo, desde el orden personal al orden social, concluyendo en la eternidad. Daba sentido al dolor, la experiencia que los humanos intentamos evitar a toda costa. La muerte de Dios ha llevado a la muerte de los cimientos de tu mundo ancestral y abocado a la nada a los seres humanos. En Oriente nunca mataron a Dios, porque Dios nunca existió. Allí conocían que la substancia es la nada (o el vacío, da igual). Ellos han bregado en este campo de batalla desde hace milenios. Ahora es el momento de que te enseñen a vivir junto al cementerio donde está enterrado ese viejo señor.
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