sábado, 6 de febrero de 2010

5.

Es obvio que para ti los dioses son un producto de la imaginación humana. Dentro de "los dioses" incluyes el único Dios, sea cual sea su nombre y su doctrina. Si tuvieras que divinizar algo, eso sería, sin duda, la vida, el trasunto de aquella voluntad que el viejo Schopenhauer veía como esencia de todo lo existente. Como decían los atomistas, el ser es vacío y materia. Y la materia está dotada de vida o es inerte. Si escudriñas la actitud de todos los seres vivos, compruebas que al final siempre te encuentras con la vida, manifestada en el instinto de supervivencia. Todo, desde el amor al poder, desde la caridad a la ambición, también, paradójicamente, el martirio o el suicidio son manifestaciones de la voluntad de vivir. Sólo es cuestión de buscar por dónde pasa ese hilo de Ariadna que serpea por los pasillos de ese laberinto conformado por todas las manifestaciones de la vida. Respecto a la hipotética divinización de la nada, no hay materia para el asunto.

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